martes, 20 de enero de 2009

Lo que hace el aburrimiento...

Como se puede apreciar, el título lo dice todo.

Llevo 15 días en cama tras una operación y por matar el tiempo, se me ha dado por trastear por el Blogger, en fin... heme aquí.

Obviamente, esto tampoco es un articulo, ooooops, he dicho culo... esto es solo una especie de introducción que... huy, primero culo, ahora introducción... creo que voy a dar una imagen un tanto distorsionada de un servidor, jajaja, mientras no mencione la vaselina todo irá bien... ¡¡¡MIERDA!!!




En fin... dejémoslo correr... a ver cuanto me dura el ánimo para este nuevo entretenimiento.


Entretenimiento, curiosa palabra creada a finales de 1698, por el señor Don Blas Tomaso Padesobre, natural de Arráncacepas (Cuenca), aunque sus raíces paternas se hallaban en Inglaterra, (extranjero capital). Este singular personaje, (singular por tratarse de uno solo), se aficionó a muy temprana edad al consumo compulsivo de té, ya que su padre se dedicaba a la importación de esta preciada planta que tanto furor estaba causando en Reino Unido Geyper. Esta compulsividad le acarreó muchos problemas en el seno familiar (en el izquierdo de su madre, para ser más concisos), ya que el té en aquellos tiempos era un producto muy caro y la economía (y suya) familiar se empezaba a resentir. Sus padres desconocían esta faceta de su primogénito varón (y de su único hijo también). Fue años más tarde, que decidieron enviar al joven Blas a Bristol, cuando descubrieron que el pequeño bastardo, (por parte de padre), había sido el responsable del fracaso en el negocio del té de la familia, ya que fue encarcelado por verter más de 3000 kilos del valioso producto sobre el río Avón y sumergirse en el, junto a 13 prostitutas y un señor con bigote que pasaba por allí, para el disfrute continuo de su ya adicción a la famosa infusión. Una vez en la prefectura de la antigua Scotland Yard y delante de sus padres, reconoció que a raíz de su dependencia,(cúbica a todo esto), se había convertido en un maestro del engaño, que llegó a mentirle hasta al panadero, ya que le encargaba 13 piezas de pan cuando solo quería un bollo, y fue ahí cuando acuñó lo que sería la palabra que le dio fama en nuestro país y que luego sería incorporada al vocabulario tradicional y más tarde incorporada también por real academia de la lengua (y otras vísceras) española. Sus palabras exactas fueron estas:


"Siento haberos engañado progenitores míos, no pensé en las consecuencia de mis actos, para mi solo era como un juego, pero tenéis que creerme cuando os digo que "entre tés no miento", en esos momentos soy yo realmente y no la persona horrible que ha creado mi dependencia."


Más tarde, la mala pronunciación de un redactor local causó tanta gracia, que el "entre tés no miento" se convirtió en "entretenimiento" (lease con acento inglés) y una vez de regreso a España, la palabra se asoció popularmente al juego o pasárselo bien, tal como se había interpretado de las palabras del ahora famosísimo Don Blas Tomaso Padesobre, que sin darse "cuenca" había incorporado una palabra más a nuestro ya de por si, extenso y riquisimo lenguaje.

Un saludo.

1 comentario:

  1. Madre mia lo que hace el aburrimiento jaja, tienes razon, anda que no te enrollas, para nada jaja

    bueno amor, sigue asi, por lo menos matas el tiempo

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